Entreculturas ONG Jesuita para la educación y el desarrollo
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Una luz para las maestras en África

Una luz para las maestras en África

“El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Chad y Entreculturas me dieron una beca para estudiar; y es que no hay mejor oportunidad que el derecho a la educación. Hay que educar a las niñas, concienciarlas sobre que la mutilación genital femenina y el matrimonio temprano y forzoso son tipos de violencia hacia ellas. Deben aprender y conocerse a sí mismas”. 

Sima Ishaq Adam, refugiada sudanesa de 22 años, estudia con una beca para ser profesora en la Escuela Normal Superior de Abéché, en Chad. Junto a su madre, buscan concienciar a las niñas sobre los riesgos que corren a diario. “Muchas niñas del campamento no saben nada de la vida y son obligadas a casarse. Abandonan la escuela para hacerse cargo del hogar, lo que les genera sufrimiento y esto se traduce en violencia”, agrega Sima.

Junto a ella, cuatro mujeres más son beneficiarias de la “Beca a mujeres refugiadas para el acceso a una formación superior de maestras de secundaria», del programa Maestras en África que impulsamos desde Entreculturas junto con JRS y Fe y Alegría. Este programa de becas busca empoderar y capacitar a las mujeres en la educación, con el fin de promover modelos y referentes para las niñas en los colegios, así como responder a la necesidad de aumentar el número de maestras en las escuelas secundarias. 

“Agradezco a JRS, porque me ayudaron a ingresar al instituto y también me apoyaron con los cuidados de mis hijos”, nos cuenta Salha Abdul, madre refugiada de tres hijos que vive en el campamento Gaga en Chad, quien también estudia para ser maestra. Desde el inicio de este programa, las cinco primeras jóvenes participantes, Mariam, Safaa, Sima, Salha y Zenab, han recibido apoyo médico, acompañamiento pedagógico y sesiones de refuerzo escolar. Además, han desarrollado diversas habilidades intelectuales y sociales que han aplicado a su vida socio-profesional. 

Todas ellas participan también en actividades de sensibilización que realizamos en el marco de nuestro programa La LUZ de las NIÑAS. Gracias a estas acciones, muchas niñas y jóvenes han mostrado interés y motivación para solicitar becas en el futuro, demostrando que el primer grupo piloto es un modelo para niñas y jóvenes que aspiran a ser maestras. 

A través del acceso a la educación de calidad se puede garantizar la protección y acompañamiento de las niñas en contextos de vulnerabilidad. Lamentablemente, la situación actual provocada por la COVID-19 ha aumentado las dificultades y los retos para conseguirlo. El cierre de las escuelas y  las limitaciones a la movilidad durante la pandemia han supuesto la pérdida de oportunidades para las niñas, aumentando el riesgo de violencia, explotación, embarazo precoz y forzoso y matrimonio infantil. Según datos de la UNESCO, 127 millones de niñas en edad de asistir a la escuela no estaban escolarizadas en 2020. 

 

La gravedad de la falta de docentes en el mundo

“En el campamento de Am Naback hay más hombres que mujeres y, en la escuela secundaria, los maestros son más que las maestras”, afirma Mariam Ahmad, de 21 años, refugiada sudanesa en Chad, que estudia Magisterio gracias al programa de becas. Es un hecho que las mujeres docentes son minoría en muchos países de África Central y Occidental. En Chad, las maestras en primaria representan el 18% del total de docentes. 

El rol del profesorado es fundamental en la escuela, un espacio de protección y formación donde se fomenta la igualdad entre niños y niñas. Las profesoras y profesores pueden distinguir a una niña abusada, maltratada o sin autoestima, siendo capaz de establecer un vínculo para hacer frente a la situación. Sin embargo, la falta de maestros y maestras a nivel mundial es grave. Según la UNESCO, para alcanzar la universalización de la enseñanza en 2030 serían necesarios 69 millones más de profesores y profesoras.

Existe dificultad para encontrar docentes que realmente desempeñen su profesión, especialmente en países con altas tasas de analfabetismo, contextos de pobreza o crisis humanitarias que fuerzan el abandono del país. Esta situación se agrava aún más siendo mujeres, ya que presentan más dificultades para acceder a la educación escolar y superior. 

“Muchas niñas no tienen la oportunidad de estudiar, los padres no permiten que sus hijas aprendan, por lo que nadie les brinda orientación”, afirma Zenab Ismail, otra de las jóvenes refugiadas becadas. “Si una niña recibe educación, se le abrirán muchos campos en la sociedad, por lo que la mayoría de ellas quieren estudiar y ser diferentes”, agrega Zenab. 

 

Maestras en Chad y Uganda 

El contexto socio-cultural de Chad hace complejo el día a día de las niñas y mujeres, ya que existen prácticas tradicionales que limitan y violan sus derechos. El 67% de las niñas son casadas antes de los 18, a muchas se les impone el rol de cuidadoras y son discriminadas. 

Vivir estas situaciones, muchas veces, les impide expresarse, estudiar, interactuar con el entorno y desenvolverse dignamente en su vida cotidiana, lo que se traduce en una falta de representación de las mujeres en Chad en todas las áreas. En el ámbito educacional, las mujeres que son maestras representan el 3% en primaria y el 1% en secundaria de zonas rurales. 

Desde este año, estamos implementando la misma beca de estudio de Chad en Kampala, Uganda, donde doce jóvenes refugiadas han comenzado su formación para convertirse en maestras, recibiendo material educativo e higiénico, acompañamiento pedagógico y apoyo psicosocial. En paralelo, el proyecto forma a 122 maestras de educación secundaria y terciaria, en materias de salud reproductiva, sexual y mental, higiene menstrual y protección de la infancia.

Además, desde 2020 hemos trabajado en 35 escuelas de la región de Guéra, en Chad, a través del refuerzo de la educación preescolar, que es la menos atendida por las autoridades educativas del país. Apoyamos a 41 maestras de las escuelas de Fe y Alegría Chad, mejorando el equipamiento de las aulas y  proporcionando acompañamiento pedagógico para erradicar el rol cuidador que se les ha impuesto. También buscamos sensibilizar a la comunidad y autoridades locales sobre la importancia de esta etapa educativa para un correcto desarrollo de la infancia. 

Desde Entreculturas, junto a JRS y Fe y Alegría, a través del programa Maestras en África y La LUZ de las NIÑAS seguiremos trabajando por una escuela de calidad, que promueva las relaciones de igualdad y no violencia, transformando las actitudes de discriminación hacia niñas y mujeres que las excluyen de espacios de aprendizaje y socialización. Para ello, es necesario un cambio cultural y social, junto a los gobiernos, las familias y comunidades, enfatizando en la importancia de la participación y el rol de las mujeres en nuestra sociedad que dan luz a otras niñas para seguir trazando un camino de igualdad.

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